sábado, 4 de junio de 2011

Gobierno Represivo

Cuando un grupo gobernante deja de entender que está al servicio de los gobernados y empieza a pensar que el pueblo le está en deuda, comienza a ejercer venganzas, la mayoría sin sentido, en contra de él. Esto viene paSando de manera notoria en Coatzacoalcos, haciéndose notar el absurdo de las acciones del director de obras públicas municipales, una persona deshonesta y capaz de cualquier cosa, llamada Joaquín Caballero Rosiñol, quien es incapaz de lograr que se concluyan las obras de la ampliación de la avenida Universidad en el tramo de Las Gaviotas al Itesco, tramo que se había venido usando por los vehículos que libraban la densidad del tráfico por esta vía, al fin y al cabo construida, aunque con pequeños detalles que faltan por concluir.

El absurdo de Caballero Rosiñol llegó al grado de cerrar con pequeñas bardas de pedazos de concreto pegados con rudo cemento para que no circulen los vehículos que aliviaban el tráfico en ese tramo. Resultado: mayor tráfico, más accidentes y el dispendio de recursos al construir muros que habrán de ser derrumbados cuando se piense –en ese absurdo de la represión– que es tiempo de usar un tramo que ya está listo desde hace más de seis meses.

Esta es una de las obras con que se anuncian los resultados de 100 días de un gobierno represivo que padece Coatzacoalcos. Lo bueno es que ya sólo quedan 900 días por delante de soportar la incapacidad de un Caballero Rosiñol. Ineptitud que también se ha hecho notoria en las aplicaciones de pintura a las líneas de unos cuantos cruceros de la ciudad, operación para la que se elige la hora de más tráfico, según el área de que se trate, a fin de que la molestia de los ciudadanos se convierta en contra de los funcionarios, que esperan ser vistos como los salvadores de la urbanidad, en vez de ser vistos como los gorilas que podrían civilizarse y pintar sus banquetas peatonales en el lapso de las 10:00 de la noche a las 5:00 de la mañana, dando también un resultado –ahora sí– impresionante, ya que de la noche a la mañana aparecería la pintura en los tramos elegidos, sorprendiendo positivamente al ciudadano.

Aquí se aprecia el peso negativo de la torpeza de los funcionarios corruptos, pero pretenciosos, que pesan realmente en contra de la buena imagen y de las posibles buenas intenciones del alcalde que los contrata. Que lo hace para que le resuelvan los problemas y no para que le ganen más críticas.

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