sábado, 4 de junio de 2011

glásnots


fue una política llevada a cabo junto a la perestroika por Mijaíl Gorbachov, dirigente de la Unión Soviéticadesde 1985 hasta 1991.1 Mientras que la perestroika se ocupaba de la reestructuración económica de la Unión Soviética, la glásnost pretendía liberalizar el sistema político, que sus detractores acusaban de estar férreamente controlado por el Partido Comunista. Los medios de comunicación obtuvieron mayor libertad para criticar al gobierno.
Gorbachov también autorizó la liberación de presos —políticos para la oposición interna y externa— y la emigración de algunos refuseniks. El objetivo expreso de la glásnost era crear un debate interno entre los ciudadanos soviéticos, y alentar una actitud positiva y entusiasmo hacia las reformas que se encaraban. Sin embargo, esta política de apertura se volvió en contra de Gorbachov al incrementarse los problemas económicos y sociales por efecto de sus mismas reformas y al incrementarse la crítica de la población soviética contra la dirección política del PCUS. Durante la glásnost se dieron a conocer al público, entre otras cosas, detalles sobre la violenta represión política de la época estalinista que hasta entonces permanecían reservados por cuestiones de Estado.
La meta de Gorbachov con la glásnost era en parte ejercer presión sobre los conservadores del Partido Comunista que se oponían a la perestroika. En agosto de 1991 la "línea dura" del Partido realizó un fallido golpe de Estado contra Gorbachov buscando revertir su plan de reformas, que consideraban una simple maniobra para volver al capitalismo y destruir al Estado socialista. Al fracasar dicha revuelta aumentó grandemente la impopularidad de los líderes conservadores que habían apoyado el golpe contra Gorbachov, siendo que como reacción los elementos más derechistas del PCUS asumieron el mando en medio de la acelerada descomposición del aparato político soviético. Las Repúblicas de la URSS empezaron a proclamarse como independientes en forma sucesiva, sin que desde Moscú se pudiera impedir dicho proceso. El 24 de diciembre de ese mismo año Gorbachov abandonó el poder y disolvió oficialmente a la Unión Soviética en un sencillo acto de unos 30 minutos de duración. Borís Yeltsin, opositor por derecha de Gorbachov y uno de los artífices del contragolpe, se convirtió entonces en presidente de la Federación Rusa.

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