Desde 1882 se establecen las primeras aldeas de pioneros y cuando estalle la Primera Guerra Mundial la población judía en Palestina alcanzará la cifra de 80.000 personas.
En noviembre de 1917, presionado por los grupos sionistas, el ministro de asuntos exteriores británico, Lord Balfour, emite la denominada Declaración Balfour: el gobierno de Londres se comprometía a respaldar la creación de un hogar nacional judío en esa parte del Imperio Otomano. A la vez, los británicos hacían promesas de todo tipo a los líderes árabes para animarles a la rebelión contra el gobierno turco. Se puede afirmar que en gran medida el conflicto árabe-israelí deriva de la errática y demagógica política exterior británica.
Tras la guerra, y en virtud de los acuerdos Sykes-Picot, Palestina pasa como Mandato de la Sociedad de Naciones a ser administrado por los británicos. El gobierno de Londres se mostró en adelante muy remiso a cumplir las promesas realizadas con anterioridad tanto a judíos como a árabes.
Sin embargo, la llegada de colonos judíos con un alto nivel tecnológico y una enorme voluntad de pervivencia en el territorio hace que los enfrentamientos entre la población árabe más atrasada y los judíos que erigen los prósperos "kibutz" (colonias cooperativas) fueran en aumento.
En 1939, el gobierno británico adoptó un "Libro Blanco" pro-árabe ya que limitaba a 75.000 el número de inmigrantes judíos al año y limitaba sus posibilidades de compra de terrenos.
El Holocausto nazi y la colaboración de la población judía con las tropas británicas durante la guerra hacen que el freno a la inmigración judía se haga cada vez más difícil. La agitación crece en la colonia y los británicos tienen que hacer frente a violencias de todo tipo entre las que destaca las de los grupos terroristas judíos. Un buen ejemplo es la voladura del hotel Rey David en Jerusalén en1946, obra del grupo Irgún en el que colaboraba el futuro primer ministro israelí Menajem Begin, provocó más de una centena de muertes.
Finalmente, el Reino Unido deja el tema en manos del Consejo de Seguridad de la ONU que acuerda una plan de Partición de Palestina. No aceptado por los árabes, el 14 de mayo de 1948, David Ben Gurion, proclamaba la independencia de Israel, estado que contó en un principio con la simpatía de los dos superpotencias.
Al abandonar las británicos la colonia, el desencadenamiento de la primera guerra árabe-israelí fue inevitable. Se iniciaba una serie trágica que se ha prolongado hasta el siglo XXI.
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